Don Miguel Donlope

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Influencia y poder en la Zaragoza del siglo XVI​

Miguel Donlope nació en Montmesa, una pequeña localidad cercana a Huesca en la segunda mitad del siglo XV. Fue el segundo hijo de una pequeña familia infanzona y tuvo la oportunidad de estudiar “ambos dreytos”, es decir, derecho canónico y derecho civil en la Universidad Sertoriana de Huesca. Comenzó a ejercer como abogado en la Zaragoza de su época convirtiéndose en uno de los más prestigiosos y acaudalados letrados de la ciudad.

Como curiosidad, fue el primero que implantó que el precio de sus servicios dependiera de ganar los casos. Hasta ese momento todos los abogados cobraban según las tarifas que establecía la Cofradía de San Ivo. El Ayuntamiento de Zaragoza lo contrató como letrado e incluso llegó a representar a la ciudad en Cortes. El ascenso social lo culminó casándose en 1509 con Leonor Lacabra hija de una de las grandes familias del poder económico de Zaragoza. Justo antes de casarse falleció su suegro. Leonor heredó todas las rentas y el patrimonio de su padre.

Pero Miguel Donlope no fue tan solo un acaudalado y prestigioso jurista, fue toda una personalidad de su época. Poseía una extraordinaria biblioteca y gozaba de una gran cultura artística. No es de extrañar que levantase las envidias de sus adversarios y que fuera acusado falsamente de erasmista. Fue incluso encarcelado en el actual palacio de la Aljafería, pero solucionó las dudas convirtiéndose en familiar del Santo Oficio. Enviudó tras 20 años de matrimonio y a su ya abultada fortuna personal añadió la de su difunta esposa, convirtiéndose en uno de los prohombres más poderosos de la ciudad.

ANTÓN VAN DEN WYNGAERDE: Vista de Zaragoza, 1563. Österreischische Nationalbibliothek, Cod. Min. 41, fol. 10, Sec. Handschriftensammlung.

La Casa-Palacio de Miguel Donlope no era tan solo el hogar de su familia. Era, sobre todo, un símbolo de su propietario. Estaba situada en la “milla oro del poder” de la Zaragoza del siglo XVI. Justo en el epicentro de poder económico, social y religioso de la época, frente al Palacio Arzobispal, la Diputación del Reino, el Concejo de la ciudad y justo al lado de la que fue la entrada principal de la Catedral de La Seo hasta el siglo XVIII. La Casa-Palacio era una tarjeta de visita para que no quedara la menor duda de la influencia y el poder de su propietario.